
Las ramas caídas de los neoconservadores Alejandro Lorenzo Hace cuatro años visitaba con dos amigos, ahora perdidos, un museo de arte en la ciudad de Los Angeles. El jardín de dicho centro estaba ambientado por cuatros imponentes esculturas de Rodin. Propuse a otra persona que nos acompañaba que nos tomara a los tres una foto junto a aquellas esculturas, y estos amigos, ambos cultos, conocedores de la historia, intelectuales destacados, se negaron a posar alegando que se trataba de un escultor francés. Cuando les pregunté cuál era el encono contra este famoso artista, me dijeron que Rodin y las papas a la francesa eran símbolos de un país que había traicionado a Estados Unidos por no secundarlo en la guerra contra Irak. Fue la primera ocasión en mi vida que me encontré frente a frente con dos convencidos neoconservadores.Si retomamos los orígenes, en los primeros nueve meses del mandato de George W. Bush la mayoría de los expertos en política norteamericana apostaban a que éste continu...