LAS MULTIPLES LECTURAS DE UNA NOVELA




Por Alejandro Lorenzo


                                                                                                                                                                                
El Lector publicada en 1995 es una novela escrita por el alemán Bernhard Schlink y tras el éxito del films fue reeditada recientemente al español por Vintage una división de la editorial Random Hause.
Con ella nuevamente nos encontramos frente a un libro concerniente al horror que se desprende de las utopías. En este caso, la utopía del Nacional Socialismo bajo el mando de su líder absoluto Adolfo Hitler, que arrastró, comprometió, e hipnotizó, a una considerable, para no decir totalidad, del pueblo Alemán, y que con su consolidación en el poder, desencadenó primero, el sometimiento a buena cantidad de naciones del planeta, y en su expansión, provocó el inicio de la sangrienta Segunda Guerra Mundial que finaliza con la derrota del régimen nazi por parte de los aliados: Estados Unidos, Gran Bretaña y Unión Soviética.
La novela se divide en tres partes. La primera, el personaje principal, Michael Berg, cuenta de su relación amorosa secreta con la cobradora de tranvía Hanna Schmitz, que se establece cuando él tiene 15 y ella 36 años y que se ve marcada sobre todo por las largas sesiones de lectura en voz alta que Michael realiza para Hanna.
En esta primera parte, el lector llega a creer que se trata de un idilio prohibido, sin graves consecuencias. Solamente algunas referencias del modo en que la misteriosa Hanna trata al adolescente, hace sospechar que detrás de esa mujer y su desigual relación con el muchacho, se esconde una historia siniestra.
Un día, Hanna desaparece sin deja huella.
La segunda parte, que viene siendo el nudo fundamental de la narración, es cuando el joven talentoso Michael estudia leyes y recibe la tarea de observar juicios contra criminales de guerra. y nuevamente se vuelve a encontrar con Hanna, que resulta ser una de un grupo de antiguas guardias del campo de concentración de Auschwitz, que son juzgadas como presuntas responsables de la muerte de un grupo de prisioneras, justo en los días del desmantelamiento del mencionado campo de concentración y de la desbandada de las tropas alemanas por el avance de los aliados.
Durante el juicio Michael descubre que Hanna es analfabeta y por vergüenza de aceptarlo, resulta condenada como la principal responsable de aquella masacre.
Pero es aquí donde el lector se encuentra con varias lecturas y cuestionamientos. El protagonista expone que al amar y al mismo tiempo condenar a una criminal de guerra como era Hanna, se establecía también un contradictorio sentimiento de amor y repulsión.
Si la mayoría de los alemanes unos más comprometidos que otros, jugaron un rol dentro de aquel régimen, ¿de qué forma, él y los de su generación, podían establecer un arreglo conciliatorio a la hora de juzgar a la generación de sus predecesores?
Los que han sufrido en el mundo dictaduras que se han prologando por cuatro o cinco o más décadas, la novela El Lector provoca otra especulación histórica escalofriante.
¿Qué hubiera ocurrido si Adolfo Hitler no rompe el tratado Ribbentrop-Molotov y no lanza la descabellada invasión al vasto territorio soviético, que sus altos oficiales le pidieron rotundamente que no hiciera?
Posiblemente el Tercer Reich no hubiera sido derrotado en su totalidad y no se sabe por cuanto tiempo su poder y su ideología habrían quedado indemnes.
Entonces si lo hipotético se transfigurara en un hecho real ¿Acaso el joven protagonista de la novela y la mayoría de su generación, no hubieran jugado un papel importante dentro de aquella dictadura salvada por la sensatez de sus estrategas?
¿Y la hermosa amante Hanna en lugar de terminar el resto de su vida en la cárcel, no gozaría en la vejez de una decente jubilación por su larga y esmerada labor en los campos de exterminios?
El otro aspecto algo polémico e inconsistente desde el ángulo de la verdad histórica, es el desmedido complejo de analfabeta que padece Hanna, y que el escritor veladamente lo utiliza através de Michael, para hasta cierto punto eximirla de culpa por haber participado de las atrocidades de la maquinaria nazi.
Cabe preguntarse si esa vergüenza de no reconocer que es una analfabeta responde también a una reacción de amor propio que linda con la soberbia, ya que para la conciencia colectiva en la época de la Alemania del Führer, era inconcebible y bochornoso que un alemán, fuese hombre o mujer, perteneciente a la raza aria, supuestamente el resumen humano de superioridad y perfección, resultara ser una iletrada, capaz incluso de salvar por un tiempo algunas prisioneras de ser ejecutadas en las cámaras de gas, para que estas, en su aposento, hicieran el trabajo de leerle en voz alta. El mismo recurso que en los primeros años de la posguerra utiliza con el adolescente Michael
La tercera y última parte del libro trata acerca del desenlace entre Michael y Hanna. Michael con 41 años, divorciado, padre de una niña, y con una lista de relaciones truncadas debido en parte a los traumas emocionales provocados por aquella relación y sin adoptar más contacto con ella durante su encarcelamiento, le envía paquetes postales con grabaciones de libros. Esta práctica, finalmente incita a Hanna a aprender a leer y escribir. Cuando Michael por medio de la directora del penal se entera de que Hanna será indultada, decide finalmente visitarla al penal y se encuentra con una mujer acabada física y mentalmente. En dicho último encuentro Hanna ha leído buena cantidad de publicaciones concernientes al Holocausto y le confiesa a Michael que esas victimas la visitan cada día. Michael se compromete a buscarle vivienda y trabajo. Sin embargo, Hanna se suicida el día antes de su liberación.
Hanna deja como heredera de sus ahorros a una de las únicas sobrevivientes del campo de concentración del cual ella había sido guardiana y encarga a Michael para entregárselo, sin embargo cuando Michael visita a la mujer en New York, ésta rehúsa recibir el dinero por considerar que sería otorgar el perdón a Hanna.
De esta manera, Michael dona el dinero a una organización filantrópica judía a nombre de Hanna que combate al analfabetismo entre los adultos,
La novela recibió críticas en su mayoría favorables, posiblemente por su estilo preciso, reflexivo, intimista y la original forma de tratar bajo un tono humanamente compasivo ese trágico pasado de Alemania
Sin embargo otros expertos opinan que en la novela hay cierta dulcificación y simpleza acerca de la conducta y la mentalidad de los criminales nazis y hasta llega acusar al autor de incurrir en la falsificación histórica.
Luego de leer El Lector, no queda otra opción que recomendarle al lector exigente y amante de una visión histórica abarcadora, llenarse de valor y leer, si es que puede llegar hasta el final, el impresionante oratorio en 11 actos de La Indagación Editorial española Circulo de Lectores, del novelista y dramaturgo húngaro alemán Peter Weiss, que avalado con testimonios y documentos reales, narra los procesos de Nuremberg y demuestra de qué forma una utopía es capaz de convertir al hombre en un monstruo.

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