EL CENTENARIO DE CZESLAW MILOSZ. EL POETA DE LA REFLEXIÒN
Por Alejandro Lorenzo.
2011 es el año en que se celebra el aniversario del nacimiento del poeta e intelectual lituano polaco Czeslaw Milosz. Acerca de sus orígenes escribiría: "Es maravilloso haber nacido en un pequeño país en el que la naturaleza se nos aparecía a escala humana y en donde las distintas lenguas y los cultos religiosos habían coexistido durante siglos. Llevo en mi recuerdo a Lituania, un país de leyendas mitológicas y de poesía. Mi familia, ya en el siglo XVI, hablaba polaco, soy pues un poeta polaco y no lituano. Pero los paisajes y también posiblemente el espíritu de Lituania nunca me abandonaron".
Este año, las casas editoriales, instituciones culturales, y universidades, se han volcado para rendirle un justo tributo a su obra. Muestra de esto es la reciente publicación de la antología Tierra inalcanzable, publicada por Galaxia/Círculo de Lectores, en España, que es la más amplia recopilación sobre su obra que se ha editado en lengua castellana, con una esmerada traducción, selección y prólogo de Xavier Farré, o el numero dedicado, por la excelente y voluminosa revista Turia, también de España.
A lo largo de su vida Milosz publicó 15 libros de poemas; doce de ensayos, dos novelas, un diario, memorables traducciones, entre las que destacan las de otros poetas, tanto clásicos como contemporáneos, y las de textos bíblicos, más el cuidado de una selección de poesía universal y un peculiar volumen de Historia de la literatura polaca.
Tras la ocupación de su país por los nazis en 1939 se vio obligado a vivir en la clandestinidad. Inspirado por las narraciones del pianista Wladyslaw Szpilman (1911-2000), que se había escondido en la Varsovia ocupada, escribe un guión cinematográfico con el título El Robinson varsoviano. Esa idea original,
la plasmaría muchos años más tarde con modificaciones, Roman Polanski en su extraordinaria película
El pianista.
la plasmaría muchos años más tarde con modificaciones, Roman Polanski en su extraordinaria película
El pianista.
Milosz fue un intelectual que llevó a cuesta todos los signos perceptibles propios de los tiempos de la Guerra Fría. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, entre 1945 y 1951, pasó a ser uno de los escritores oficiales del nuevo régimen comunista polaco. Y fue nombrado agregado cultural en Washington, Nueva York y París. La elite conservadora polaca y de occidente, lo reprobó por abrazar el dogma y la utopía de aquel sistema.
En 1951 pide asilo político en Francia y rompe radicalmente con el régimen de Varsovia, su evolución ideológica y rechazo al totalitarismo, lo convierten por parte de la izquierda intelectual Occidental y la nomenclatura política y cultural polaca, en un traidor a la causa, colgándole el consabido cartel de intelectual de derecha.
En 1960 se trasladó a Estados Unidos, y un año después comienza a trabajar como profesor de Literaturas Eslavas en la Universidad de Berkeley, California. En 1970 adopta la nacionalidad estadounidense sin renunciar a la de su nacimiento.
El 10 de diciembre de 1980 recoge en Estocolmo, el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca lo reconocía como un escritor que con penetrante e intransigente inteligencia describía la existencia humana amenazada en un mundo lleno de fuertes conflictos.
Pero hasta bien entrada la década de los 80 en Polonia su obra estuvo totalmente prohibida y sus libros circulaban entre los medios culturales en forma de ediciones clandestinas.
Milozs representaba Un poeta entre dos tigres, parodiando el título de un poemario del escritor disidente cubano Rogelio Fabio Hurtado. Un hombre Fuera de Juego, o fuera de todos los juegos, afirmaría el desaparecido Heberto Padilla, que lo consideraba, por los temas que trataba en sus escritos, un intelectual comprometido con los trágicos acontecimientos sociales y políticos que le tocaron vivir.
Milozc hizo de su obra una coherente reflexión sobre la vida. Escribió acerca del origen de las catástrofes sociales del siglo XX y anduvo en busca de una fe sin tenazas opresoras, ni retoricas, para la posible salvación del hombre y del mismo. He deseado la buena poesía sin saberlo,/He descubierto, ya tarde, su saludable objetivo. En ella y sólo en ella, encuentro salvación.
Escribió con muchos matices, convencido de que sin ética ni dignidad se extravía la condición humana independiente de la sociedad donde se viva.
La incomprensión por parte de aquellos que asumen la ligera posición clasificadora de: eres de izquierda o eres derecha, lo cercaron y lo calumniaron durante mucho tiempo, pero no lo vencieron. Escribió sobre este acoso en: Hombre entre escorpiones
Milocz emprendió la marcha hacia la búsqueda de la verdad, primero la verdad acerca de si mismo, con sus contradicciones y sus desencantos, la verdad del pueblo polaco y la verdad global. Para esa misión hubo de desprenderse del nacionalismo fuertemente arraigado en la idiosincrasia y en el pensamiento polaco, y de buena parte de los países que conforman Europa. Hubo de indagar, sin ataduras conceptuales o partidistas, acerca de la capacidad de la humanidad de ser solidaria o de llegar a ser horrendamente inhumana en aras de utopías.En definitiva Milocz fue un solitario francotirador que disparaba poesía de puro pensamiento social combinada con un exquisito y desgarrador lirismo.
20 años antes de que Alexandr Solzhenitsyn publicara Archipiélago Gulag, Milosz se atrevió a criticar públicamente la irracionalidad del stalinismo en la antigua URSS y la imposición de ese totalitarismo en el resto de los países que integraban el denominado campo socialista. Tema que trató especialmente en su magistral ensayo El pensamiento cautivo (1953). Pero también escudriñó de una forma visionaria, la crisis espiritual y de todos los órdenes del capitalismo en Occidente, tanto en El pensamiento cautivo donde le dedica un extenso capítulo, como en otros trabajos conceptuales.
Llegó a ser un poeta longevo y lleno de vitalidad. Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes. /No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho, ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado de la imaginación erótica….
También fue un intelectual afortunado, porque pudo ver al final de su vida la caída de un régimen y la de todo un sistema opresor por el cual debió padecer un largo exilio, que de cierta manera lo desconectó de sus fuentes inspiradoras, de su idioma, y fundamentalmente del público, que fue su principal estimulo.
Cuando se piensa sobre el periodo de Milocz en el destierro, irremediable se asocia al desafortunado destino de muchos intelectuales cubanos que no lograron el retorno definitivo a su tierra, que nunca vieron sus obras publicadas ni ser leídas libremente por sus compatriotas, que no llegaron a incorporarse al debate de un nuevo estado en plena efervescencia democrática. Salvo escasos ejemplos con cierto final feliz, muchos de esos intelectuales y artistas cubanos terminaron sus vidas en la soledad, la indiferencia y el olvido. Diluidos en el humo y la ceniza de la banalidad, en un caso específico, sin tan siquiera una tarja que identifique su tumba. Creadores sometidos a la especulación mercantil pos mortis por parte de las grandes editoriales, e incluso, manipulados sus respectivos legados literarios, por el propio estado que en determinado tiempo los persiguió y los marginó con tenaz ferocidad.
Milocz visitó a la nueva Polonia en 1993. Resucitó y hizo resucitar a los olvidadosde su generacion. En esa Polonia en ebullición por los cambios, se enfrentó con los que nunca lo comprendieron, y al menos tuvo la satisfacción de colocar frente a ellos libremente sus argumentos y puntos de vistas, sin el terror a la marginación y el escarnio.
Y de nuevo halló la pasión de saber la utilidad de la creación en la sociedad, reanudó su lucha contra el oscurantismo y los dogmas del pasado y del presente, ahora con el apoyo de una mayoría que lo tomó a su regreso como un héroe nacional. Hasta el ayuntamiento de Cracovia le otorgó el título de Ciudadano Honorífico y le regalo una casa. A partir de entonces, en compañía de su segunda mujer, pasaba allí la primavera y el otoño.
En el año 2000 decidió finalmente fijar su residencia permanente en Cracovia, donde murió en la mañana del 14 de agosto de 2004. Dudó de Dios, y defendió al mismo tiempo su existencia. Paradójicamente el Papa Juan Pablo II envió sus condolencias por su muerte, y hoy está enterrado en la Cripta de los Hombres Ilustres en el monasterio de Skalka, en Cracovia.
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