Hebra
HEBRA QUE SE DESHACE a S.E. Avellano Viajera que equivocas el destino final de una travesía. Que soñabas con recopilar historias secretas, dentro del mismo vórtice de la sed, la carne y los huesos míos y de otros. Que pretendías crear lenguaje cifrado para aquellos que nunca volverían a reír. Si supieras que ese hombre que debiste amar, y nunca llegaste a conocer cuando escribía a media noche siempre esperaba a que derribaran a patadas su puerta. He perdurado frente a una pared gastada y húmeda. En un pasillo que no conduce a ningún sitio. El que escribe jamás pensó que la vida fuera eso, una pared, donde no hay barcos anclados, ni puertos que reciban a ilustres viajeros, ni jardines donde ir a reposar, ni agua sagrada que limpie todos los rencores. Una pared y un interminable pasillo, solo eso. Una pared puede ser cómplice de los secretos de un hombre, pero no lo salva. Quien buena parte de su vida ha buscado la verdad cuando cree ha